10.21.2010

El vecino misterioso

Pequeña narración descriptiva fruto de un ejercicio de mi re-empezado curso de narrativa. Esta vez se trataba de imaginar a un vecino misterioso y contar algo sobre él. Y salió esto...


Título: El vecino misterioso
Autora: Anna Morgana Alabau
Palabras: 420
Género: descripción, narración
Nota: esta narración es propiedad de su autora (Anna Morgana Alabau) y está protegida legalmente contra cualquier intento de plagio. Si quieres usarla o la has visto en otro sitio, por favor, ponte en contacto con morganaofavallon@gmail.com. Gracias.


El despertador le suena a las 6:05 de la mañana, ni un minuto antes. Lo deja sonar tres veces. Luego lo apaga. Oigo el ruido de las persianas que suben y la ventana abrirse y cerrarse , tres veces. Luego, la abre de nuevo.

Sus pasos son inaudibles sobre el suelo enmoquetado, pero sé que va al baño. Abre y cierra el pestillo tres veces y, a las 6:15, suena la cadena. Ni un minuto antes. Luego se oye el grifo de la pila y, si es verano y tiene la ventanita del baño abierta, incluso puedo oír el ruido del celofán que envuelve la pastilla de jabón; una nueva cada mañana. A continuación deja correr el agua de la ducha hasta que está templada y, en caso de que esté abierta, cierra la ventanita del baño. Tres veces.

Termina de ducharse a las 6:40. No sale del baño ni un minuto antes.

Entra en la cocina, abriendo y cerrando la nevera tres veces antes de sacar de ella un plato. Oigo como la cerámica contacta con la superficie de la encimera. Luego enciende la cafetera. Se sirve tres tazas de café. Se toma una mientras desayuna. Las otras dos las vacía en el fregadero, lava los platos y desinfecta la cocina. Oigo el spray pulverizar cada rincón y sus murmullos al fregarlo todo con esmero. Se quita el albornoz, lo pone en la lavadora, abre y cierra la puerta de carga tres veces y la enciende.

A las 7:05 vuelve al baño, desenvuelve una pastilla de jabón nueva y se frota en la pila cualquier retazo de piel que haya estado en contacto con la cocina al limpiarla. Desnudo, vuelve a su habitación, abriendo y cerrando la puerta tres veces, y se viste.

Pantalón negro, camisa blanca, calcetines negros, calzoncillos blancos, zapatos negros, foulard blanco, corbata negra, PDA blanca. Inmaculado. Se abriga con la americana y el abrigo, ambos negros con el forro blanco, coge el maletín negro con las manos enfundadas en unos guantes blancos y a las 7:15, tras abrir y cerrar con la llave tres veces la puerta de entrada, abandona el apartamento. Ni un minuto antes.

Suelo encontrármelo en la portería justo a esa hora. A veces es él, a veces soy yo, pero sin excepción uno de los dos desinfecta con una toallita húmeda el picaporte de la entrada, lo gira y, exactamente a las 7:17 salimos por la puerta de la calle y nos encaminamos a pie hacia el trabajo.

Ni un minuto antes.


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